Este sabado se presentó en Jerez el disco-libro dedicado a Luis de la Pica. Reproducimos un texto publicado en la revista flamenca Alma100 escrito por Antonio Valentín que también ha colaborado en este libro junto a otros miembros de la ya poco activa Asociacion Cultural Triste y Azul, cabales en la red. El dibujo que publicamos es parte de una serie dedicada a Jerez del propio Antonio Valentín. Ole, mi Pica
Pd. Juan Moneo "el Torta", en el mano a mano con Capullo del pásado sábado se acordó de su Pica con unos tangos que ya desde hace tiempo suele interpretar en directo, esperemos que pronto vean la luz en disco.
LUIS DE LA PICA “El duende taciturno”
El Flamenco Vive, 2007.
Su imagen perdurable, de florida barba blanca, chalina al cuello y camisa impoluta, siempre abotonada en los puños, le hacía parecer mayor de lo que en realidad era. Pero tenía solo 48 años cuando se fue de este mundo, el 7 de agosto de 1999. Apenas un mes antes, durante un recital en Granada, Curro del Realejo capturaba, en certeras instantáneas para las que él posó de buen grado, la esencia de su porte melancólico y el fugaz escalofrío de un adiós en su mirada. Fueron, tal vez, la últimas fotos en el breve álbum de su vida. Luis Cortés Barca, El Pica por herencia del sobrenombre materno, presentía su prematura despedida, y hasta llegó a vislumbrarla en algunas de sus letras. Aquellas que, a bote pronto y en cualquier trozo de papel, garabateaba donde quiera que le atropellara la musa, y que junto a fragmentos de poemas ajenos que le pellizcaban, iba guardando en una bolsa de plástico que su madre, María La Pica, conserva hoy como oro en paño. Casi todas, propias y ajenas, las cantó en vida; solo unas pocas, aunque de las mejores, llegarían al disco colectivo “Juncales de Jerez” (1998), única incursión del Pica en los estudios de grabación, en la que aportaba dos cantes monumentales. Tan ligero equipaje para la inmortalidad fue una de las bases del trabajo de búsqueda emprendido por el periodista Alfredo Grimaldos, quien con la ayuda de José Luis Gálvez, y a fin de dar forma a una idea concebida y auspiciada por la Asociación Cultural Triste y Azul, se desplazó a Jerez y trabó contacto con la familia del artista. La otra base la proporcionaron los abundantes y siempre cálidos testimonios de amigos y compañeros del Pica, flamencos de tronío que vivieron junto a él innumerables noches de bohemia. Unos y otros cooperaron encantados, suministrando datos y anécdotas que, a la postre, darían lugar a ese retrato póstumo que es “Luis de la Pica, el duende taciturno”. Desde sus mismos inicios, el proyecto contó con el respaldo entusiasta de Alberto Martínez, responsable de “El Flamenco Vive”, puerto seguro para toda iniciativa cabal, y es este sello madrileño quien, tras una dilatada espera, nos lo ofrece en el doble formato disco/libro habitual en sus más recientes ediciones. Diez cantes, y los diez de escalofrío, recuperan en el cedé adjunto el impagable directo del Pica. Cuidadosamente remasterizados, cubren diversas actuaciones públicas entre 1989 y 1999, todas en su Jerez natal excepto una: los fandangos, registrados en la granadina Venta del Gallo, muy poco antes de su muerte. Proceden de diversas grabaciones privadas y testifican, en todos los casos, momentos punteros de inspiración, sustentados por las guitarras de Fernando Moreno, Antonio Jero, Jesús Álvarez, Ramón Trujillo, Luis Mariano y El Carbonero, mas el compás y los jaleos del Monea, el Bo, el Cavero, e incluso Fernando de la Morena, que azuza el cante del Pica, con todo el arte del mundo, en la primera de las tres bulerías seleccionadas. Dos tandas de soleares (1989, la que abre el disco, y 1998), dichas con doliente parsimonia y queja de otro tiempo, dan buena fe, a mi entender, de la creciente carga de melancolía que con los años se fue apoderando de la garganta de Luis. Otros dos cantes por Alegrías (1992 y 1996, cantiñas del Pinini, en realidad), una hiriente Bulería por Soleá (1996) y los Tangos (1991), personalísimos y con letras francamente turbadoras, completan el repertorio del disco. En el libro, junto a los poemas de la bolsa de plástico, figuran las transcripciones de las letras, así como su traducción al inglés. Luis Cortés Barca, el de la Pica ¡presente!
ANTONIO VALENTIN